Antiguamente, los cilindros de laminación eran fabricados de un único material.
Luego durante los años 60, en Alemania, se fabricó por primera vez un cilindro con un material para la capa y otro distinto para el núcleo con el fin de obtener mejores propiedades mecánicas y de esta manera obtener mayores periodos de vida de los cilindros de laminación.
Los cilindros utilizados en la actualidad son de tipo compuesto, constituidos por un material exterior, más aleado, que es el que soporta las mayores tensiones y esfuerzos, y otro interior al que simplemente se le exige una buena resistencia mecánica y tenacidad.
Existen varias maneras de fabricar los cilindros de laminación compuestos. Desde su introducción a finales de los años 60, el método de la doble colada centrifugada sigue siendo el sistema de fabricación más competitivo en la producción de cilindros compuestos.
Este método consiste en colar en primer lugar el caldo del material que va a formar la tabla del cilindro en un molde rotativo y aprovechando la fuerza centrífuga, el material se adapta a las paredes del molde, solidificando en la forma deseada. Una vez solidificada la capa externa, se vierte un segundo caldo del material que va a formar el núcleo y los cuellos del cilindro y se deja solidificar ya estáticamente. Es necesario realizar un buen control de las condiciones del proceso en el momento de verter el segundo caldo, con el fin de lograr la fusión completa de la intercara capa-núcleo, evitando al mismo tiempo una mezcla excesiva de ambos productos, para asegurar la formación de una intercara sana y sin defectos.
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